Por la época de 1702 existía una capilla de paja, sin puertas ni ventanas donde se veneraba el lienzo de Nuestra Señora de la Pobreza y servía de lugar de culto de los frailes franciscanos que, a decir verdad, se encontraban instalados en el nuevo Cartago ya en febrero de 1693. Su convento estaba situado en los terrenos aledaños al actual templo de San Francisco, que reemplazó, con el correr del tiempo, la primitiva capilla de paja.

En 1712 Fray Jerónimo Rodríguez, Guardián del convento franciscano escribió acerca del estado del templo que albergaba el lienzo de Nuestra Señora era el siguiente:

La iglesia en que celebramos el santo sacrificio de la misa se compone de una cerca de cañas débiles atadas con bejucos y cubierta con un mal empajado, lloviéndose toda. De ser las paredes del material expresado se ha originado hurtarse las joyas de la Madre de Dios de la Pobreza, y temo no hurten el piscis por no haber más dificultad que apartar un par de cañas o cortarlas.

Y ¿por qué esta situación tan lamentable? Entre otras razones, porque

En el año de 1706 la capilla que había sido comenzada a levantarse hacia 1693 se había derrumbado “y los trozos de madera y pedazos de pared que cayeron con la ruina del templo lastimaron el lienzo de la imagen de Nuestra Señora (de la Pobreza)”.

El 2 de febrero de 1732 fue inaugurado el templo, que fue iniciado hacia el año de 1729 en reemplazo de la vetusta y nada arquitectónica capilla de paja. Pero este templo no fue el definitivo, ya que desde el inicio la nueva construcción también amenazaba ruina, situación que se evidenciaba desde el año de 1750, sin que nadie se preocupara por su reparación.

Gracias al celo y empeño de don Ignacio de Rentería, persona acaudalada de la ciudad, quien se dedicó en 1780 a reconstruir el convento franciscano y tenía en mente la reconstrucción del templo, para lo cual le fueron otorgadas las licencias respectivas, y posteriormente gracias al celo y empeño de su hijo, el presbítero don Francisco de Rentería Martínez, después de la prematura muerte de su padre, la obra de reconstrucción del templo fue posible. Esta reedificación fue iniciada en 1781 y se finalizó e inauguró solemnemente a inicios del año de 1786. Al frente de la obra estuvo el señor Miguel Sánz y Vicuña. El nuevo templo se hizo de tres naves, con un hermoso camarín para la veneración de Nuestra Señora de la Pobreza, gracias a su benefactor don Pedro de Aguilar, y una torre de tres pisos.

En mayo de 1839, los padres franciscanos dejan el convento, el templo y la ciudad y el 5 de septiembre de ese mismo año el Presidente José Ignacio Márquez crea un colegio Nacional que se denomina “Colegio de Cartago”.

A raíz del decreto ley de manos muertas de 1861, el templo cerró sus puertas y fue anexado al “Colegio de Cartago”. Gracias a las gestiones realizadas por el médico y rector del colegio, don José Ignacio Durán, el templo fue restituido a la diócesis de Popayán para su administración.

El 1º de enero de 1925 fue elevado a la dignidad de templo parroquial de la nueva parroquia de Nuestra Señora de la Pobreza por el señor obispo de Cali Monseñor Heladio Perlaza.

El 9 de diciembre de 1926, el arzobispo de Popayán y administrador de la diócesis de Cali encargó a la comunidad de agustinos recoletos la administración de la parroquia. Los agustinos se empeñaron en remodelar el templo, cosa que hicieron en el año de 1929. Esta intervención arquitectónica no fue muy acertada, pues desapareció el frontis antiguo, de estilo colonial español, y se hicieron unos trabajos al interior del templo que le hicieron perder todo su encanto y belleza.

El padre César Echeverri Delgado, cuando estuvo al frente de la parroquia a partir de 1982, se preocupó por la celebración de los doscientos años de construcción del templo. Fue así como se empeñó en “mejorar las condiciones del templo, procediendo en primer lugar a sustituir las puertas principales, deterioradas por la acción del tiempo. Renovó después el presbiterio, colocando un nuevo piso de mármol, ubicando los lugares litúrgicos y restaurando el retablo del fondo al cual se le restituyó el color de su pintura original”. Renovó parcialmente la capilla del Señor de las misericordias, renovó totalmente el camarín de la Virgen de la Pobreza, cambió los pisos del templo, renovó la torre, tratando de restituirla a su arquitectura original e hizo el atrio actual. El 2 de febrero de 1986 se celebraron con solemnidad y esplendor los doscientos años de su inauguración.

En este templo fueron bautizados monseñor José Soleibe Arbeláez, obispo emérito de Caldas, Antioquia y monseñor Pedro Rubiano Sáenz, cardenal de Colombia y arzobispo emérito de la arquidiócesis de Bogotá.

Dentro de sus tradiciones religiosas se encuentran la devoción a Nuestra Señora de la Pobreza, desde 1608, y la devoción al Señor de las Misericordias (llamado también El Misericordioso), desde 1780.

Dentro de sus alhajas se cuentan el frontal de plata repujada para el altar mayor, atriles, ciriales y cruz alta de plata, objetos donados por don Lázaro de Gardea en 1786.

Por: Pbro. Historiador. Héctor Osorio Sánchez. Miembro de Número Centro de Historia “Luis Alfonso Delgado”